
La metodología S.M.A.R.T. para formular objetivos implica una forma de definirlos que establece una serie de parámetros que les dota de estructura y trazabilidad. La idea es identificar aquello que deseas conseguir de una forma realista y concreta, pudiendo además medir el proceso hasta conseguirlo.
Las siglas conforman un acrónimo y significan:
- S de Específicos
- M de Medibles
- A de Alcanzables
- R de Relevantes / Realistas
- T de Delimitados en el tiempo
Puedes planificar objetivos utilizando esta metodología en cualquier área de tu vida: profesional, familia, personal, ocio, estudios, financiera… Y pueden ser a corto plazo o a largo plazo. Y te darán dirección a largo plazo, y motivación a corto.
“Todos necesitamos metas poderosas a largo plazo para ayudarnos a superar los obstáculos de corto plazo”.
Jim Rohn
A mi maestro, Luis Hervás de Kohero Escuela, le encanta y nos repite mucho la frase de Séneca de, “No hay viento favorable para el que no sabe dónde va”. Y así es. Si no tenemos claro hacia dónde encaminamos nuestros pasos, nuestra energía o nuestra fuerza, el foco se diluye junto con el rumbo.
Plantear tus objetivos adecuadamente, te permitirá desarrollar un plan ad hoc que elevará exponencialmente tus posibilidades de conseguirlos.
Saber exactamente hacia dónde te diriges te permitirá ahorrar tiempo y energía.
Veamos más en profundidad qué son objetivos S.M.A.R.T.:

Un objetivo será específico en cuanto nos permita responder a “Las 5W”: “Quién, qué, dónde, cuándo y para qué”:
- ¿Quién está involucrado?
- ¿Qué quiero lograr?
- ¿Dónde?
- ¿Para qué quiero conseguirlo?
Además añadiría:
- ¿Cuáles son los frenos y las limitaciones reales para conseguirlo?
Los objetivos que establezcas han de ser concisos y claros, evitando las ambigüedades. Ser específico te ayudará a centrar tus esfuerzos y definir claramente lo que vas a hacer.

Tu objetivo será medible si puedes establecer parámetros concretos para medirlos y evaluar el progreso del plan que hayas planteado. Esto te permitirá saber si estás acercándote a él o de si es necesario hacer algún tipo de modificación.
Responder a las preguntas:
- ¿Cuánto, cuántos…?
- ¿Con qué frecuencia…?
- ¿Cómo concretamente sabrás que lo has conseguido?
Al ser medible, podrás establecer hitos que vayas consiguiendo, detectar cuándo se producen los cambios, o si estos no ocurren. Esto, te permitirá revisar tu plan de acción para ver qué falta, qué te está frenado, cuáles son las posibles limitaciones, etc., e implementar las variaciones necesarias.
Además, que puedas medir el proceso hará que te sientas más motivado al comprobar con hechos los pasos que vas consiguiendo.

Para que sea alcanzable, un objetivo ha de ser realista. Esto implica que hemos de ser capaces siendo así, de identificar las oportunidades, los recursos que disponemos, las limitaciones ya sean personales o económicas, etc.
Las preguntas que podemos responder para verificar si lo es o no son las siguientes:
- ¿Cuáles son los pasos necesarios para alcanzar tu objetivo?
- ¿Cómo se puede alcanzar tu objetivo?
- ¿Cuán posible de lograr es tu objetivo?
Esta característica te mostrará el camino necesario que has de recorrer para alcanzar lo que te has propuesto, y valorar honestamente si estás comprometido a llevar a cabo cada uno de los pasos para conseguirlo: adquirir nuevas habilidades, renunciar a ciertas cosas, cambiar tu actitud, desarrollar nuevos hábitos, etc.
Abordar tus objetivos con mentalidad de crecimiento, estando dispuesto a hacer lo necesario para conseguirlos, te permitirá alcanzarlos, o ser consciente de que no son realistas para ti.
“Establece un objetivo lo suficientemente bajo como para alcanzarlo, aunque lo suficientemente alto como para que suponga un reto”.

El objetivo ha de estar alineado con tus valores, o los de tu proyecto, así como con tus metas a largo plazo.
Para determinar si tu objetivo es relevante y realista, has de medir el alcance de tu potencial. Si estuviéramos hablando de una organización o negocio, entonces el de los que están asociados a ti y estarán involucrados para conseguirlo. Saber si tienes los recursos adecuados para conseguir lo que te has propuesto, es imprescindible.
- ¿Es el objetivo de adecuado para ayudarte a alcanzar su resultado general?
- ¿Es un buen momento en tu vida para establecer este objetivo?
Céntrate en un objetivo que tenga sentido para ti y tu situación actual, ya que lo que parece bueno para otros, puede que no lo sea para ti. Ha de ser
Y no te olvides de poner el listón alto, para obtener un logro satisfactorio.
“Apunta a la luna. Incluso si fallas, aterrizarás en las estrellas”.
Lee Brown
¿Y si es inalcanzable? Muchos de los objetivos que denominamos inalcanzables lo son porque no estamos dispuestos a recorrer el camino necesario, pagando el precio que requiere, para conseguirlo. Si caes en los: “no puedo, esto es demasiado para mí, yo no puedo cambiar, esto es imposible”, y lo que realmente ocurre es que no estás comprometido, el saquito de frustración y decepción personal se llenará un poquito.
“Una meta no siempre está hecha para ser alcanzada, muchas veces sirve como algo a lo que apuntar”.
Bruce Lee

Este es uno de los factores más importantes que determinarán si tu objetivo se va a cumplir o no. Si no estableces una fecha de inicio y una fecha de finalización, lo más probable es que o bien pospongas continuamente el inicio, o que por procastinación, nunca lo termines = consigas.
Establecer no solo la fecha de cumplimiento, si no la de los distintos hitos que se darán a lo largo del plan de acción, te ayudará a saber si estás llevando a cabo cada uno de los pasos necesarios para llegar al final.
Además, serás consciente de la velocidad de tu progreso, de si vas demasiado despacio, o quizás vas más rápido de lo que pensabas y esto sea quizás un indicativo de que el listón puesto sea un poco bajo.
Teniendo en cuenta todo esto, no hay que olvidar que has de ser flexible, aunque esta flexibilidad, no ha de ser confundida con postergación, laxitud o dejadez.
“En un mundo tan cambiante encontramos que la flexibilidad, la posibilidad de adaptarse al cambio es más importante que la experiencia”.
Daniel Goleman
Y después de todo lo anterior, ¿para qué crees que es importante establecer objetivos y METAS?
Yo, a bote pronto, te diría que para optimizar al máximo el tiempo del que disponemos. Para no gastar tanta vida, y vivirla más, para no dejar pasar las horas, días, meses, etc., pensando en todo eso que deseamos conseguir, pero que nunca ponemos en marcha porque no tenemos ningún plan.

El tiempo es tu principal recurso, y el único que no se puede renovar, y más aún si lo trasladamos al entorno de las empresas u organizaciones donde la agilidad, flexibilidad y la capacidad de gestión del cambio, son tan necesarias al moverse siempre en entornos V.U.C.A.
“Nunca abandones un sueño por el tiempo que te puede tomar. De igual forma, el tiempo pasará”.
Earl Nightingale

Sí. Ya lo sé. Ya sé que después de leer los dos posts, y ponerte a escribir, todo esto puede parecerte un trabajo largo y tedioso. Aunque qué quieres que te diga, el que diga que es fácil y que no requiere que inviertas energía y tiempo en ello, te está vendiendo la moto.
O quizás no. Quizás te maraville el poder que tiene cada parte del proceso, que, en cuanto te dejas llevar y te sumerges en él, te induce a diseñar un gran plan para conseguir lo que deseas.
Imagínate en medio del desierto. Mires hacia donde miras solo ves arena, dunas, más arena, y más dunas. Si no sabes hacia dónde dirigirte, ni qué recursos tienes para llegar hasta un oasis, las probabilidades que acabes dando vueltas y perdiéndote en el intento, son enormes.
Ahora, imagínate en esa misma situación, aunque esta vez con una mochila que contenga una brújula, un mapa, agua para tu sed, alimento para el hambre, ropa para el intenso frío y el denso calor, etc., y teniendo conocimiento sobre cómo manejarte en ámbitos tan hostiles. ¿Qué probabilidades crees que tienes para llegar hasta un lugar seguro? Han aumentado exponencialmente, ¿verdad?
Pues igual ocurre con tu vida y con tener objetivos y METAs. La vida es como ese inmenso desierto que si la diriges te permite vivirla y obtener lo que te propones, y que si por el contrario la transitas el rumbo, la vas gastando cada día, yendo de un lado a otro, hasta que un día llega al final, y te preguntas si no habría podido ser de otro modo.
Y tú, ¿a qué esperas?
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